Campo del Cielo es la mayor extensión de meteoritos que se conoce en nuestro planeta. Está situado en la provincia argentina del Chaco, a unos ochocientos kilómetros al norte de la capital Buenos Aires. Allí, hace cuatro mil años, se produjo la lluvia cósmica más abundante de la que se tiene noticia, quedando una alfombra de cráteres y miles de meteoritos, entre ellos, el segundo de mayor volumen y peso del mundo, llamado Meteorito Chaco, de treinta y siete toneladas.
Este enorme meteorito fue descubierto en 1965 por una expedición científica capitaneada por el geólogo norteamericano William A. Cassidy, y estuvo a punto de caer en manos de la red internacional que se dedica al saqueo y comercio de meteoritos. Después de cargarlo con una grúa en un camión y lograr llevarlo hasta la frontera, fue interceptado por un policía que estaba avisado y, aunque le intentaron sobornar, cumplió con su deber y se pudo recuperar. Parece ser que lo tenían vendido a un banco japonés por sesenta millones de dólares.
Los investigadores se quejan de que no tienen medios para proteger el mayor tesoro de la provincia más pobre de Argentina, junto con Santiago del Estero. Debido a la falta de medidas de seguridad y de un plan adecuado para su mantenimiento, han decidido no extraer más meteoritos; y pueden quedar por sacar a la superficie ¡un millón!, del tamaño de un huevo o del más voluminoso porte de un ternero.
Ahora se encuentran sepultados bajo tierra, cubiertos por la vegetación y escondidos dentro de sus propios cráteres, los que formaron al estrellarse hace cuatro mil años. Esos socavones, fácilmente confundibles con irregularidades naturales del terreno, son ahora el principal objeto de estudio de la Asociación Chaqueña.
Dicen que los cráteres son al meteorito lo que la huella dactilar al ser humano. Toda la información está en su interior. Cuando el meteorito cae, provoca un cambio en la tierra, modificando el aspecto de las distintas capas, y esto permite estudiar su historia. Es decir, que el misterio no está en el objeto en sí, sino en el cráter.
El mercado de la venta de meteoritos por internet está al alcance de cualquiera. Se pueden adquirir muestras de aerolitos de Nigeria donde el gramo se cotiza a cinco dólares, de Namibia por veinticinco, Australia por veinte o Campo del Cielo por similar precio. En Namibia es donde se descubrió el Hoba, de sesenta toneladas. Pero, entre los múltiples cráteres que todavía quedan por estudiar en Campo del Cielo, quizás pueda aparecer todavía el nuevo meteorito más grande del mundo.
TZI
The Zarramonza Inquirer 
¿Quién me quiere comprar un meteorito? Hombre, sé lo pobre que es esta región y, lo digo totalmente en serio se podría paliar un poco de sus necesidades con un negocio inofensivo, a lo mejor es una tontería mía pero si se trata de algo positivo…No entiendo muy bien este afán por tener un adorno tan peculiar pero hay gustos para todo.
Si hace 4000 años llovieron meteoritos de todos los tamaños ¿porqué nos vienen ahora a hablar de otro, anunciando con bombos y platillos una castástrofe sin igual? Me sé la respuesta, he ganado el premio gordo: porque mientras nos preocupamos por un «objeto» a punto de caer no pensamos en «lo» que si está cayendo de verdad. ¿Verdad que he ganado el jamón?
Abrazotes hermano.
Un jamón… no pides nada… encima lo querrás de pata negra… con la ‘honra’ de haber acertado tienes suficiente.
Un abrazo
Hombre ¿a tí qué te parece? hay clases hermano, de la «honra» no se come y además no sabe a ná.
Abrazos.
Muy acertado hermana. Pero, en cuanto a lo de la honra, mientras a algunos nos sabe a tocinito de cielo o, un poco más bastillo, a pizza Taradellas (por lo del sabor de lo bien hecho), a otros en cambio les sabe a queso rancio, podrido, lleno de gusanos… vamos, que no saben ni lo que es.
Un abrazo fuerte
Otra vez das en el clavo, cambio y cierro, pues lo de la «honra» tiene mucha miga sí señor y si para algun@s tiene mal sabor, allá ellos y que les den…¿Tienes acciones Taradellas?jaja.
Abrazotes
Cambio y cierro yo también; no tengo acciones de nada y a mucha honra (de la que sabe bien).
Un abrazo